Larga espera. Día 23

 



En esta cárcel cada vez hace más frío, indigencia que concede pequeños fogonazos de valentía. Solo es un sujeto anhelante, desestabilizado, le es más noble quedarse retenida, abstraída, que lanzarse a ese camino, uno en el que se arrincona.

Observa por la ventana, tiembla, la cálida brisa podría cederle una oportunidad. Aparta la mirada, se abraza a la desnudez, a la suya; a una verdad que ciega y ahoga. <<¿Hasta cuándo?>> Conoce la respuesta. Devoción corrompida. Unilateral. Prófuga. Se está quedando sin alma. Le quedan pocos alientos. El tributo está agonizando.

Entonces vuelve a casa, siempre lo hace, una que se construyó en base a sueños que no florecieron, a la desventaja de que no existiera un mañana. Busca aquel amor. No lo encuentra. <<¿Agonizó?>> Se estremece, vaga, cierra los ojos, esos que nunca lloran, que no se emocionan por el escarmiento, pero si por una caricia.

Sus pies no se mueven, son losas que se aterieron a una seguridad idealizada. A la carencia.

Y sigue esperando, recelosa, apocada. Rota. Nadie puede salvarla de esta caída.


Comentarios

  1. Hay caídas que son inevitables.
    Da igual como seas, da igual quien tengas cerca... tarde o temprano un día caes por donde nunca imaginaste... y duele, duele porque todas tus certezas resulta que eran de cartón, y lo que creías una fortaleza no era más que un decorado... y nadie va a sacarte de ahí... saldrás por tus propias fuerzas pero ya no serás jamás la persona que eras antes de la caída... y dicen que entonces te has de reinventar (un eufemismo ridículo para enmascarar la magnitud de la tragedia).

    Besos.

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  2. Hola, bella Irene, que bueno leerte de nuevo, y saber que sigues buscando una salida a tantas ausencias y carencias, angustias y temores...
    La canción como siempre va acoplada con el sentir de tus palabras.
    Esa cálida brisa que se cuela por la ventana de tu alma, es una señal de que estás viendo más allá, aunque la valentía se torne en inseguridad y retrocedas, se que a tu alma le queda aliento y darás ese paso decisivo adelante, ese que siempre te hace quedarte inmóvil y volver a casa, a lo conocido, pero carente de afecto, donde solo quedan sueños marchitos, sin un mañana, y sigues ahí atrapada, sin un amor que te haga latir el corazón de nuevo, rota. Pero con un halo de esperanza que unirá los pedazos después de esa tan necesaria caída, la que te revelará tu verdadera esencia, y encontrarás ese amor que buscas, que está en ti y que eres tu misma. Busca solo dentro de ti, como un explorador, sin temor a que no te guste lo que encuentres, con firmeza, sin juicios, con amor propio, y encontrarás un hermoso tesoro.
    Querida Irene sigue sacando espinas, y sobre todo las que más duelen, de a poco te irás aliviando de cargas inútiles, y verás con ojos nuevos al pasado y nada en él te podrá hacer daño.

    Muchos besos para ti y alegre de que ya estés dejando tus huellas de libertad laboral, ojalá y no fuera pasajera, abrazos.

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