Ayer y hoy. Días impares
‘‘Yo soy la que,
más tarde,
al despuntar el día,
contemplará los
despojos
humeantes de aquel
mundo
que fue suyo
y llorará despacio,
a escondidas de sí
misma.’’
Chantal Maillard
Siempre regresa, a aquella cocina, al amor más absoluto. La
niña ríe, ríe y proyecta, tantos sueños incompletos. Se ancla, subsiste en
aquel, aquél, posibilidades. Reniega obcecada en su terquedad, ante la
imposibilidad de otros escenarios, pero la lumbre se apaga, y con ella cada
respuesta no dada. Anda desfigurada, la vivencia no la calma. Ha perdido su
bálsamo, ¿dónde está? Inquisición, perjurio de aquellos que todo lo sentencian.
Ruega que vuelva. Lo intenta cada día, regresar al ayer, pero este hoy, éste,
la destierra. No se apacigua, virulenta pertenencia, piezas sin nombre, irreconocibles,
como un disfraz embarrado. Lamentos que se confabulan para victimizarla, pero
no es más que una espectadora. Segmentada como un espectro irradia desidia. Quizás,
sí, quizás, llegará el día que los bramidos alcanzarán la cúspide, y se conceda
promulgarse vencedora, provocando que la niña indulte a esta adulta, que desde,
aquel, aquél, la mantiene desabrigada en la miseria.
Estupendo inicio con esa cita literaria que y nos anticipa otro texto profundo, revelador y tormentoso en cierta medida. Nos hablas de subsistir en un pasado que ya no existe y de cómo nos aferramos a los buenos recuerdos. Ese indulto como solución pragmática siempre parece buena idea.
ResponderEliminarExcelentes letras, Irene.
Besos.
Es verdad, reconciliarse o perdonarse, es como dejar ir aquello a lo que nos aferramos.
EliminarSomos garrapatas del pasado, de la nostalgia que con el tiempo en vez de entumecerse se muestra más sonora.
Mil gracias por tu precioso comentario, Miguel.
Besos.
Somos todos los que fuimos.
ResponderEliminarY eso es mucho peso a medida que vamos cumpliendo años.
Besos.
Leí una cita que tengo grabada a fuego, debe ser por lo de sentirse identificada:
EliminarEl hombre no tiene una sola y única vida, sino muchas, enlazadas unas con otras, y ésa es la causa de su desgracia. ChateauBriand.
Mil gracias por estar tan cerquita, Sr. Toro.
Besos.
Tenemos que tratar de reconciliarnos con el hoy y dejar un poco en suspenso el ayer. Pero ¡ay, esa cocina con su lumbre! Cómo me atrae. Mi madre cosiendo o bordando o haciendo punto, la lumbre encendida calentando la cocina y aislándola del resto helado de la casa y yo en una esquina de la mesa jugando o leyendo o cenando... No, mejor aferrarse al presente.
ResponderEliminarUn beso.
Esa cocina, ay, esa escena, se mantiene intacta en mi memoria, recuerdo sus olores, el tacto, el candor que desprendía, el amor. Dejarla ir, no sé si puedo, Rosa. Me aferro a ese recuerdo para que el hoy tenga algún sentido, dentro de la ambigüedad que lo amparó.
EliminarNo sé cómo puede agradecerte tu cariño, muchas gracias.
Besos.
Hola, bella Irene, el poema inicial nos habla de arrepentimiento que no desea se reconocido, por eso esconde sus lágrimas de ella misma.
ResponderEliminarEse fuerte deseo de poder cambiar el pasado, de que las cosas que pasaron y de las que nos sentimos hasta cierto punto culpables no hubieran sucedido...
Esa cocina y su lumbre que representa a los progenitores, su calor y cariño, su protección y sentir que en parte desaparece por faltar uno de ellos, quizás el más fuerte y a la vez más sabio y tierno apoyo (el del padre), sintiendo que de alguna manera cargamos con la culpa de su ausencia, es demoledor, y hasta que la niña indulte a esta adulta, como bien expresas, no estará tranquila y libre de culpas su alma, que siempre se autocastiga creyendo que no merece perdón, un perdón muy necesario para que vuelva a reir y reir, a soñar y vislumbrar encendida de nuevo esa lumbre y por fin liberarse de toda culpa.
Irene, qué impares son ese ayer y ese hoy, pero creo que nunca serian de otro modo a menos que pasado y presente los vivamos por separado, sin hacer rebobinaciones, solo con aceptación de que todo sucede por una razón y aunque se entrelazan pasado y presente, solo nos abren paso para seguir adelante con seguridad y valentía.
Un beso para ti y Feliz dia del amor y la amistad, gracias por esta última.
Llegará algún día, y ese día llegará... Inicias el post con un poema desgarrador, que transmite angustia y dolor.
ResponderEliminarPero al igual que todo pasa, todo llega, pero estoy segura que aceptar el presente es lo único real para renacer.
Unas letras demoledoras.
Un abrazo
Gracias por pasar por esta Gaveta, Nuria.
EliminarQuizás llegue el día en el que el pasado y presente se reconcilien.
Un beso.
Me turboflipa. No es coña. 10/10
ResponderEliminarGracias, Kiffi. Muchas.
EliminarBesos.
A vida não se compadece com meias águas. Temos que saber o que queremos e agir em conformidade.
ResponderEliminarAbraço amigo.
Juvenal Nunes
A veces nos mantenemos paralizados y expectantes.
EliminarMuchas gracias, Juvenal.
Un abrazo.