Ponzoña. Día 37
Quebranto retorcido, imperio agasajado, entregado a la desolación
de su gobernante. Suma de restos mutilados. Batallas que subsistieron
arbitradas, asentadas entre luces templadas. Promesa osada que brinda aliento en
el lejano salto. Fugaz victoria. Silencio. La absolutez ha hecho acto de
presencia. No existen risas, no, tampoco llantos, no. Un pitido lejano. <<Beep,
beep, beep>>. Vacío. La nada. Expiración presagiada. <<Shhh>>.
No hay ahogo, ni emoción. ¿Qué queda? Revulsión. Ensayos
fallidos, sorteándose, repatriados a raíz. Fortaleza malintencionada que
entorpece el paso. Paralizada, como la sonrisa que no alcanza los ojos, la que propaga
incertidumbre. Alma extraviada.
Origina un día, dos.
Búsqueda incompleta, codicia respuestas; las mendiga. Apremia
en su presente comprender el qué. Perímetro viciado que se cierne sobre la
inmensidad. Decadencia que evade la ausencia. ¿Quién eres? Quién. Ruidos
externos que estremecen, acobardan. Se protege. Desdibujada persiste sin
constantes, coexistiendo como boceto fragmentado paladea el orgullo, eso es; sí.
Chispazo de absolución, de su perdón.
Recalo en este nuevo espacio y estoy encantada de haber llegado además de lamentar haber tardado tanto.
ResponderEliminarEnvidio la maestría que muestras para utilizar un lenguaje tan poético.
Genial .
Un beso.
Tremendo texto que huele a dolor, quebranto y expulsión que en definitiva también forman parte de la literatura. Seguimos o sigo tratando de encajar el puzzle de la Gaveta.
ResponderEliminarUn beso, Irene.
Irene, otro excelente relato curativo, para aliviar tanto dolor oculto, dormido en apariencia pero que taladra hasta los huesos cual ponzoña hiriente, sin compasión.
ResponderEliminarEse sonido, beep, beep, la máquina anunciando la muerte, es atronador, especialmente cuando alguien muy querido parte a destiempo o sin despedirse, después de unos largos días de luchar por quedarse ...
El silencio se hace eco de tantas voces calladas, que paraliza y los sentimientos se quedan frizados, incapaces de expresarlos, lo cual hace que duela más.
Irene, sigue dirigiéndote hacia esa luz que te permitirá salir. Besos.
¡Hola, Irene!
ResponderEliminarHoy siento que hablas de; orden y mando, claudicar si o si, despótico proceder, tiranía, y esas promesas que calman un poco para luego comprobar que nunca llegaron a ser. Decepción mientras se preguna y nada hay por respuesta que satisfaga. Una búsqueda sin fin o con esta dentro del vacío. Un perdonar "por piedad".
Esta ponzoña creo que ha aligerado carga, es de sabios saber que un día estuvo y por fin se reconoce, y se tira al camino del nunca jamás volveré...
Bien por esta Gaveta, finalmente va saliendo lo que estuvo guardado por tanto tiempo. Escribes de maravilla, preciosa, me recordaste a Octavio Paz, y la letra de la canción es apropiadísima.
Un besazo.!
Quién soy?
ResponderEliminarQuién eres?
Quiénes somos?
Eslabones de carne y tiempo.
El origen de la cadena ni se intuye, el final da miedo.
Besos.
Es taaan difícil interpretar un texto tan denso, sin pistas..De hecho, somos unos osados intentándolo, yo lo soy, porque me gusta asumir retos que nadie me ha pedido, pero pidiéndote perdón por delante, tus tremendas palabras que no dejan de ser estupendas por ello, escribes fantásticamente bien… me han sonado o al horror de una guerra, a la devastación y la impotencia que genera o una ruptura o aun peor, a la tensa y agónica espera de quien ve un cuerpo, un cuerpo querido luchando. Luchado por sobrevivir y tras una ardua lucha, no lo consigue y se rinde. Después.. de la devastación, la constacaión de la ruptura o la partida del ser querido, ese silencio letal que queda cuando toda esperanza se nos va, cuando se produce el desenlace menos deseado, que aunque esperado, no deja de ser duro y terrible aceptarlo, asimilarlo…pero estamos tan agotados, tan destrozados por dentro, tan cansados, que somos incapaces de reaccionar, como si nuestro cerebro adoptara ese estado de coma letárgico para evitar el sufrimiento…después, se agolpan las preguntas sin respuesta, los por qués.. y después, ese ansiado perdón, a uno mismo, de los demás, de la vida, ese dejarte caer en el silencio de la aceptación, mientras llega..
ResponderEliminarLlegará, deseo de corazón que llegue y con él también la paz dentro, un beso SANDRA
Esa lucha de toda nación por seguir existiendo, más allá de lo que le dejen, símil de cuerpo humano en la misma tesitura, sucumbiendo a la fuerza de la naturaleza. Por qué hay humanos ayudando en la destrucción de otros seres iguales con menos recursos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Irene. Cuando la absolutez llega lo primero que sale por la ventana es la inteligencia. Los dogmas facilitan mucho la vida a los bobos, y ese es el problema, que a base de dogmas cada día estamos más embobados. Sin dudas, sin contradicciones, sin cuestionamientos, al final seremos poco más que pulgares al servicio de la pantallita digital de turno. Un abrazo!
ResponderEliminarCuánto dolor y cuánta desolación transmiten tus palabras. Espero que con ellas vaya saliendo el dolor poco a poco.
ResponderEliminarUn beso.
"Búsqueda incompleta", escribes. ¿Y cuándo no lo ha estado? El día que dejemos de ser exploradores aguerridos o curiosos de laboratorio, se paraliza la rueda que hace girar el mundo. O por lo menos dificultaría su fluidez, creo yo. Hay búsquedas que ofrecen hallazgos que contentan, pero difícilmente llenan-llenan: otra grieta se abre en forma de pregunta o nueva meta. Y más allá de esta vida, quizás, vendrá otra con sus propias búsquedas incompletas. Lo que nos fue negado o no respondido aquí, que del otro lado, por último, nos den un acertijo jaja
ResponderEliminarVa un abrazo, Irene.