La niña que no pudo ser madre. Día 27

 



‘‘La mujer ha alcanzado la perfección.

Su cuerpo

Muerto tiene la sonrisa de la consumación,

Lo ilusorio de la fatalidad griega

Fluye por los pliegues de su toga,

Sus pies

Desnudos parecen decir:

Hemos llegado tan lejos, se acabó.’’

Sylvia Plath

 

Retrospección. Evoca una imagen, se descubre jugando, creando una familia imaginaria. Un peluche, una muñequita, complementos. Aquí, allí, todo en su sitio. Delicadeza. El orden lo es todo. La otra cara, más severa, la niña es adulta y es consciente de lo que no puede concebir. ¿Y el amor? Todo el que tiene dentro y no le es permitido prodigar.

Ofuscada en el vacío de la frustración, alberga agonía que se marchita con los últimos destellos de deseo. Punza, la desolación aguijonea; dilapida letal.

Responde preguntas insidiosas, <<Qué sabrán, qué sabrán>>. Tabús enmascarados, silencios que emergen como braceo insoldable, concediendo tormento, uno que oprime el alma, mata. Resigna.

Incomprensión. Ajeno, donde se cosecha la ofensa. Exhibiéndose, resaltando lo perdido. Lo envidiado. 


Comentarios

  1. Complejo mundo que en manos del azar deja el germen de la vida al que lo puede -y opta- y castiga al que lo desea y no puede. La resignación a veces mata, pero también libera.
    La vida no es perfecta ni en los cuentos.
    Sobresaliente tu uso del lenguaje.
    Besos, Irene.

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  2. Desconocía ese poema.
    Es tremendo...

    Querer tener descendencia y no poder tiene que doler mucho... y los sucedáneos jamás calmarán ese dolor.

    Besos.

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  3. Precioso el poema de Sylvia Plath y sabiendo su final, terrible además. Querer tener hijos y no poder, tenerlos porque se cree que se quiere... y a lo mejor es más imposición social y/o familiar que deseo personal. Todo con los hijos y las madres es más complejo de lo que parece. Pero esa frustración, esa «agonía que se marchita con los últimos destellos de deseo» pone los pelos de punta.
    Un beso.

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  4. Por desgracia, conozco de primera mano el tema y es más dramático aún de lo que parece: no poder tener niños o tener miedo a engendrarlos es uno de los peores males de este valle de lágrimas que es la vida.
    Abrazos!

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  5. Irene, el poema me hace pensar en una mujer cuya vida le permitió todos los privilegios, y el sentirse satisfecha de ser mujer y perfecta y ya no esperar nada más de la vida.

    Tu escrito mantiene esa dualidad femenina que tanto se debate hoy dia, madre abnegada o mujer profesional moderna, resignación o realización personal , el famoso "Ser o no Ser".
    Pero profundizando un poco más, me vienen ideas, por ejemplo una mujer que anhela ser madre y no puede concebir hijos. O una madre que muere quizás en el parto y no puede consumar el hecho de disfrutar el ser madre, o que en dicho parto el que muera sea el hijo. O una mujer que aun deseando hijos, decide no tenerlos, ya sea por decisión propia o por razones de salud. O una mujer que antepone los estándares sociales modernos a su deseo mas intimo de maternidad.
    Dramas de vida que suelen llevar a la infelicidad y hasta la locura temporal o extrema. Como bien dices, silencios que emergen creando tormentos, oprimiendo el alma, matandola...

    Irene seguimos por la corriente de las pérdidas humanas que marcan, duelen y laceran hasta los huesos, ya sea la de un hijo, o de una forma de ver y sentir la vida, una identidad que creímos única y nuestra, o un deseo muy íntimo incapaz de confesar.
    Adelante Irene, no temas el camino se sigue aclarando y pronto el sol saldrá. Besos.

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  6. Yo, que soy una negada con la poesía en todas sus vertientes, no puedo más que alucinar lo bien que escribes con ese lenguaje plagado de frases cortas e incisivas, dando en la diana.
    Genial.
    Un beso.

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  7. Como hace unas semanas que por marabunta que me ha caído encima de trabajo, no he tenido el gusto de leerte, me paso ahora y te siento dolorida… no me hagas caso, sólo puedo escribirte lo que me hacen sentir tus letras sea o no verdad y tenga o no que ver con lo que realmente intentas transmitir, por eso te pido perdón de ante mano.. Pienso, que cuando se concibe la vida como una sucesión de materialización de proyectos, tiene que ser muy frustrante la sensación de no poder materializar alguno, mucho más uno tan importante como ser madre, yo nunca lo pensé, ni ansié, ni esperé, es más, cuando llegó me asusté tanto que cuando iba a confirmar mi embarazo, buscado además, en el fondo deseaba no estarlo por mi terror a no estar a la altura de las circunstancias, luego llegó y sin duda junto con el siguiente son de las mejores cosas de mi vida, de hecho son dos cielos enormes, pero el precio es alto, a veces insoportablemente alto y por eso creo que los hijos, como cualquier otra cosa que anhelemos ni son tan ideales, ni colman nada de lo que supongamos deben colmar, ni resultan esenciales para vivir una vida absolutamente plena, si no llegan es porque no tiene que llegar, porque en nuestra vida nos esperan otras cosas que debemos recibir y disfrutar y que sin ninguna duda serán igual de mágicas y reconfortantes si somos capaces de percibirlas así. Creo que los hijos son una parte más de nuestro devenir por esta vida, pero tú eres tú, tan enorme e insignificante con ellos como sin ellos, su existencia no va a cambiar lo que eres y si no la completan ellos, otras muchísimas cosas la completarán si te permites estar abierta a recibirlas… de verdad creo que todo sucede por algo y si no sucede, es porque el que no suceda, es lo mejor que te podía suceder : ) Un beso grande IRENE!!

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  8. Resignarse es entregar parte de uno mismo, creo que esa entrega es para siempre, una parte perdida de uno mismo muy difícil de recuperar en caso de que sea posible. La no materialización de lo que el instinto pide debe ser duro para el ser, en este caso, femenino. Como hombre no puedo yo imaginarlo, pero mínimamente lo comprendo.
    Un texto muy fuerte.
    Saludos.

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  9. ¡Hola, Irene! Un texto muy humano. La fría lógica de una IA o uno de esos coach de autoayuda nos diría que enterremos los sueños que no podamos ver cumplidos y nos centremos en otra cosa. Como si eso fuera fácil, como si fuéramos robots a los que bastara un simple cambio de programación. No, no es así. No podemos olvidar lo que deseamos ni envidiárselo a quien sí lo alcanzó. Los sentimientos no se pueden racionalizar, es algo que nace de las entrañas. Como mucho podemos aceptarlos como parte de nuestro equipaje e ir pasando los días.
    Tu texto muestra de manera muy gráfica ese torrente de pensamientos que siempre estarán en nuestra cabeza. Un abrazo!!

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  10. El alma se puede oprimir por muchas cosas, que es la mala noticia. La buena, es que puede escapar del triste techo que le cayó sobre su cabeza.
    Va un abrazo, Irene.

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