Fantasmas del pasado. Día 9
‘‘Cúrala de eso.
¿Acaso es que no puedes
dar alivio a una
mente quebrantada,
arrancar las raíces
del dolor
de la memoria,
erradicar la angustia
escrita en su cerebro
y, con un dulce
antídoto de olvido,
liberar
el triste pecho de
esa peligrosa
materia que le oprime
el corazón?’’
Macbeth
Silencio. Perecieron los gritos, reproches, juicios
paralelos, bofetadas, etiquetas. Vergüenza. No quedó nada. Exiliados, como
portadores de un mal ponzoñoso, en tierra de nadie. Se masticó angustia,
soledad ninguneada, títeres amonestados, hermandad mancillada. Las mentiras mostraron
su sonrisa, goce de aquel que se cree moralmente superior, juzgando y
desechando. Y la protección, ¿dónde? ¿Dónde? No, el galardón residía en el
estrado, corrompido entre vísceras ensangrentadas, pero algo no sabían, no.
La desconocían a ella, a su sonrisa, aunque el llanto la
consumiera, lucharía con fiereza. Él con su firmeza persistió en su ensoñación.
Y dos pulgas, dos, que por ellos se desmenuzaban.
La niña quebró, creció, la intolerancia como una salvadora emergió
en aquella mesa que gozaba de cuatro comensales, de amor, colindando una
barrera, anidando en la madriguera. Ante la adversidad y deslealtad su voz fraguó
y como león enjaulado, hoy ruge, se pregunta la razón de esta sorpresiva evocación,
<<¿Qué imploráis?>>.
Navidad 1.993
Cada familia tiene historias ocultas.
ResponderEliminarSecretos inconfesados.
Tragedias cotidianas que hielan la sangre cuando salen a la luz.
Niños y jóvenes sometidos al capricho de algunos progenitores dictadores.
Historias terroríficas de las que hay que escapar.
Besos.